El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurobiológica del desarrollo que afecta la comunicación, la conducta y la interacción social. En los últimos años, diversos estudios han señalado que los niños con TEA presentan alteraciones en el metabolismo de ciertas vitaminas esenciales, siendo la vitamina B12 una de las más relevantes. Esta vitamina cumple funciones fundamentales en el sistema nervioso, el metabolismo y la regulación genética. Su deficiencia, por tanto, puede tener consecuencias significativas, especialmente durante la infancia.
¿Qué es la vitamina B12 y cuál es su rol en el organismo?
La vitamina B12, también conocida como cobalamina, es una vitamina hidrosoluble que participa en procesos vitales como la formación de glóbulos rojos, la síntesis de ADN, la salud del sistema nervioso y la producción de neurotransmisores. Uno de sus roles más importantes es actuar como cofactor en la conversión de homocisteína a metionina, lo cual permite la formación de S-adenosilmetionina (SAMe), el principal donador de grupos metilo para la metilación del ADN. Este proceso de metilación regula la expresión génica y la reparación del ADN, ambos aspectos cruciales durante el desarrollo neurológico
B12, cerebro y autismo: una conexión biológica clave
Numerosos estudios han encontrado que muchos niños con TEA presentan niveles bajos de vitamina B12 tanto en suero como en líquido cefalorraquídeo. Esta deficiencia puede estar relacionada con:
- Una dieta restrictiva o selectiva (muy común en niños con TEA), que excluye alimentos ricos en B12 como carnes, huevos y lácteos.
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Trastornos digestivos o disbiosis intestinal que afectan la absorción de nutrientes.
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Factores genéticos, especialmente mutaciones en los genes involucrados en el ciclo de metilación como MTHFR, MTR, MTRR y COMT.
Cuando el metabolismo de la B12 está alterado, disminuye la producción de SAMe y se acumula homocisteína, una sustancia neurotóxica asociada a daño celular, inflamación y disfunción mitocondrial. Estos factores son comunes en muchos perfiles bioquímicos observados en pacientes con TEA.
El rol de la metilación en el TEA
La metilación es un proceso epigenético fundamental en el desarrollo del sistema nervioso. Regula la expresión de genes clave para la diferenciación neuronal, la plasticidad sináptica y la síntesis de neurotransmisores. Un sistema de metilación ineficiente (por deficiencia de B12, folato o zinc) puede dar lugar a una regulación génica anómala, alteraciones neuroquímicas y problemas de desarrollo neurológico.
En muchos casos, se han encontrado perfiles de hipometilación global en niños con autismo, que podrían estar asociados a alteraciones en el metabolismo de la B12. Además, niveles bajos de SAMe han sido correlacionados con mayor severidad de síntomas conductuales.
Evidencia clínica sobre la suplementación con B12
El uso de metilcobalamina (una forma activa de B12) ha mostrado resultados prometedores en estudios clínicos con niños autistas. En varios ensayos, se ha observado:
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Mejora en habilidades de comunicación y lenguaje.
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Aumento en la atención y la interacción social.
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Reducción de la irritabilidad y mejora del estado de ánimo.
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Disminución del estrés oxidativo y mejora en marcadores mitocondriales.
Estas mejoras suelen ser más evidentes cuando se acompaña la suplementación con intervenciones nutricionales individualizadas, adaptadas a las necesidades bioquímicas y genéticas del niño.
Evaluación personalizada: una estrategia integral
Para determinar si la B12 puede beneficiar a un niño con TEA, se recomienda realizar:
- pruebas metagenómicas ( microbiota intestinal, y AMC en sangre)
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Análisis de niveles de B12, homocisteína, folato y SAMe.
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Estudios genéticos (MTHFR, COMT, etc.)
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Evaluación de marcadores de estrés oxidativo y función mitocondrial.
Esta evaluación permite personalizar el abordaje terapéutico, evitando suplementaciones innecesarias y enfocándose en el perfil metabólico real del paciente.
Recomendaciones nutricionales
Junto a la suplementación, es clave promover una alimentación rica en nutrientes que apoyen el ciclo de metilación y la función cerebral. Algunos alimentos recomendados incluyen:
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Carnes magras, pescado azul, huevos y lácteos (fuentes naturales de B12).
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Verduras de hoja verde (ricas en folato).
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Frutas y cereales integrales (aportes de vitaminas B6, zinc y antioxidantes).
En casos de niños con dietas muy selectivas o alergias, el acompañamiento por parte de un nutricionista clínico es fundamental.
Conclusión
La vitamina B12 juega un papel crucial en el desarrollo neurológico y el funcionamiento cerebral. Su deficiencia, ya sea por causas genéticas, nutricionales o metabólicas, puede contribuir al fenotipo del TEA. Incorporar su evaluación en el abordaje del autismo, junto con un enfoque personalizado en nutrición y suplementación, puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de muchos niños y sus familias.
En definitiva, mirar el TEA desde la biomedicina, la metagenómica, y la epigenética no sustituye los apoyos terapéuticos conductuales, sino que los complementa, ofreciendo una visión integradora y esperanzadora.
Referencias
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** Autor**
Este artículo ha sido escrito por Silvia Mercado (Mercado-Sáenz, S. Orcid ID: 0000-0002-0002-8471), experta en microbiota bucal, y con avanzados conocimientos en biología y microbiología. La Dra. Mercado es una defensora de la prevención y el tratamiento de las enfermedades bucales y sistémicas relacionadas con la microbiota bucal.
** Publicación**
Este es un artículo de divulgación científica publicado por Laboratorios Xenogene.